Recuerdo aquellas cintas de casete que se rebobinaban con el lápiz
cuando fallaba el aparato reproductor, los vinilos con el ruido de los surcos,
las máquinas de escribir dónde alcanzar las 250 pulsaciones era todo un reto,
los archivos manuales, el papel y el lápiz y el primer curso de MSDOS que ahora
resultaría de lo más complicado para todos los que alardean del dominio de las
redes sociales.
Mi
mente es de una era analógica, una época maravillosa e inolvidable pero que
resulta un lastre a la hora de enfrentarse con la tecnología, y parece que el
renovarse o morir va más en serio que nunca. En apenas diez años el mundo
digital ha avanzado a pasos de Gulliver, bueno de Hulk que parece más moderno
con todo esto de los superhéroes (aunque ya lo leía en los cómics).
A
una persona nacida en la década de los sesenta le cuesta habituarse a un
programa o a una red social, las horas
delante del ordenador se pasan a una velocidad que muchas veces nos parece una pérdida
de tiempo. Muchos de los artículos informativos sobre el intrincado funcionamiento del mundo cibernético, se quedan cortos para nuestra capacidad
mental. ¡Vaya ruina entonces! ¿Estaré en haciendo el canelo delante de
esta pérfida máquina? Esto me aboca a la siguiente reflexión: debemos elegir la
red que nos interesa e investigarla paso a paso. Sentirnos felices cuando por
fin has encontrado la manera de contactar con personas en Linkedin; cuando has
conseguido subir la caratula deseada para el fondo de tu perfil ¡Oh lala! ¡Qué
bonita queda! ¡Soy un genio!
Si,
un genio de la época de Aladino que busca frotar una lámpara para poder
demostrar que también existes, y aunque no lo sepan, igual vales
más que veinte Harry Potters.
Aquí
compartiré algunos de esto pequeños logros con la intención de ayudar a los
esforzados compañeros de fatigas, intentaré ser simple y directo. Y por
supuesto, elegiré solo alguna red para no volverme loco: Facebook, Linkedin,
BeBee, youtube y el blog, ¡Uff! Ya me parecen muchas, el twitter lo dejo para
cuando encuentre la inspiración de las frases por telegrama.
Vaya
¡Qué antiguo soy! Por lo menos no he dicho el Morse.
Ya somos dos
ResponderEliminarNos adaptaremos un poco, pero sin perder nuestra identidad, hay que reivindicar nuestra generación. Gracias por el comentario Natalia.
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